Cuando los lideres nazis se han reunido en Wannsee, en enero de 1942, no han entrado en detalles, ellos no dijeron lo que ya sabían. Los testimonios - entre ellos los de Adolf Eichmann, hechos en Israel - dan cuenta de que hubo un silencioso entendimiento relativo a la “solución final” por la cuestión judaica. La destrucción física de los judíos ya había sido determinada por Hitler, muchos meses antes, y se encontraba en ejecución. Eichmann declaró a su interrogador Avner Less, en Israel, que Heydrich le comunicó que el Führer así lo había decidido. El interrogado, con sinceridad o cinismo, dijo al policía israelí que se chocó al ver judíos desnudos en el interior de un autobús absolutamente cerrado y, así muertos por gas, en Lodz, muchos meses antes de la reunión de Wannsee. Y que los sobrevivientes eran fusilados al lado de un hoyo, donde se echaban todos los cadáveres. Posiblemente para ganar la simpatía de su inquisidor, afirmó que había reclamado del método a Muller: “Ésta no es una solución para el problema hebreo. Más que eso, estamos transformando a nuestra propia gente en sádicos. No será de asombrar, o de sorprender, si nos convirtiéramos, todos nosotros, los alemanes, en delincuentes, criminales”.
¿Cuál será la solución final para el problema palestino? En el encuentro de los nazistas, en enero de 1942, se ha decidido que el trabajo forzado, las cámaras de gas y los hornos crematorios serían medios para reducir el número de judíos, pero no para la solución final, que vendría después de la victoria en la guerra. No podemos aceptar la idea de que Israel pretenda el anihilamiento total de los Palestinos, después de los medios que viene utilizando para reducir su número, con operaciones militares, el uso de fósforo blanco y el bloqueo continuo ya hace años, que impide la ayuda humanitaria al inmenso gueto de Gaza.
Los judíos son un gran pueblo, y los judíos de Israel pueden ser restituidos al humanismo hebreo, a que el mundo debe potente contribución - junto a otros humanismos, como el de las religiones asiáticas, de la fulgurante inteligencia griega y, no por ultimo, el de Islam. Esos gobernantes de Israel, por más razones tengan para negar la analogía, hacen recordar los que quisieron eliminar a los judíos de la Historia. Todos sus actos llevan a la sospecha que su razón este contaminada por el maniqueísmo de “ellos, o nosotros”. Para que vivan, es eso lo que su conducta revela, no aceptan coexistir con el pueblo palestino a su lado.
Hay en Israel - y eso es una esperanza del mundo - los que son contra la política agresiva de su Gobierno. Soldados que se quejan del adoctrinamiento para el odio, periodistas que denuncian, todos los días, el absurdo de la guerra contra los Palestinos, sabios y religiosos que sufren al ver la transformación de algunos de sus jóvenes en sádicos y alucinados guerreros. Antes de su “solución final” para el problema palestino, si es que la proyectan, los Israelíes tendrán que enfrentar el duro conflicto entre los dos lados de su propia gente. Como los humanistas no se encuentran armados, no es difícil prever el resultado.
El ataque a los buques que llevaban ayuda humanitaria a Gaza es más uno de los episodios que desgarran la conciencia del mundo. Todos somos culpables, porque no vemos, en los Palestinos - y con la misma solidaridad - el sufrimiento que vimos un día en los sobre-vivientes de Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Dachau y Lodz. Los Palestinos, al igual que cualquier otro pueblo, tienen el derecho a sobrevivir y, como los judíos del Gueto de Varsovia, el deber de resistir. No hay muchas evidencias para la esperanza, pero las escenas del ataque a la flota internacional humanitaria, que comienzan a ser reveladas, reclaman la reacción de los pueblos y Gobiernos contra Tel Aviv, y exigen sanciones ejemplares. Mejor sería que los propios Israelíes impusieran ya a sus gobernantes un mínimo de lucidez para comprender que los judíos forman parte de una sola humanidad, y que de ella no se pueden excluir, por supuesta diferencia histórica o religiosa. No hay, frente la vida - y de Dios para quien en él cree - judíos o palestinos, árabes o chinos. Hay seres humanos. El Estado Militar de Israel no cuenta con Jéhovah. Cuenta con los Estados Unidos y sus propias armas, entre ellas las nucleares.
Traduccion de Alberto Morales.
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